La producción de aluminio en cualquiera de sus formas produce contaminantes al medio
ambiente con la emisión de Dióxido de carbono que influye en el efecto invernadero,
además que tarda en degradarse más de 10 años produciendo en este proceso
contaminación en el suelo y naturaleza por las emisiones disueltas en el medio ambiente.
De esta manera reutilizar estos productos resulta amigable con el medio ambiente,
buscando entre sus características físicas complementar aquellas que en este caso
presenta el hormigón como principal material de construcción, reemplazando en este caso
las cantidades de cemento para reducir sus costos de elaboración e incrementar sus
propiedades físicas como ser densidad, maleabilidad, consistencia y resistencia
mecánica. Para alcanzar dichas propiedades se recurre a las normas ASTM para validar
mediante la calidad de los materiales los porcentajes de incorporación de polvo de
aluminio al hormigón, así como la norma ACI para regular las cantidades adecuadas y
lograr una favorable resistencia mecánica. Para validar los resultados se emplea la prueba
de normalidad y diferencia de medias partiendo de una hipótesis nula y otra alterna que
mediante ensayos de laboratorio se pretende validar los resultados.